09 Mar
  • By Lovexair
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El tabaquismo, un pozo negro. En EFE salud Julio Ancochea entrevista a Joan Bautista Soriano

A pesar de que la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica también se debe a factores genéticos (déficit de alfa-1 que protege los pulmones), sociales, ambientales, por el humo de la leña quemada -biomasa-, o por la displasia broncopulmonar y las infecciones del virus respiratorio sincitial durante la etapa de la lactancia, la epoc en fumadores y exfumadores está provocada en un 80% por el tabaquismo.

“Es el primer y gran problema de la salud pública mundial, y está asociado a una morbimortalidad elevada y prematura, que es evitable. Epoc y tabaquismo van de la mano: Hay 328 millones de enfermos en todo el mundo, alrededor de 2.156.000 en España”, destaca el neumólogo Julio Ancochea.

Y para quitar fuerza a ese triste e íntimo apretón de labios, que forma con el cáncer de pulmón un trío cadavérico, formula una serie de preguntas a Joan B. Soriano, profesor de Medicina de la Universidad Autónoma y científico sénior del Instituto de Investigación Sanitaria La Princesa.

¿Cómo avanza el tabaquismo en el mundo?

“La situación actual es desoladora. La OMS nos dice que fuman más de 1.100 millones de personas, más que en cualquier otra etapa de la historia. En España, entre 11 y 13 millones de fumadores, es decir, algo más del 27% de la población adulta, y aunque las leyes antitabaco de 2006 y 2011 han significado un gran avance, queda mucho camino por recorrer”, asegura Soriano.

Los datos son tan contundentes que el neumólogo jefe de La Princesa entrecomilla aquellas opiniones que insinúan que “la epoc está en retirada”… ¿Es cierto, si tenemos en cuenta el aumento de fumadores entre las mujeres, los jóvenes y los adolescentes?

“Aún no está en retirada. Tenemos epoc al menos para dos generaciones. En España padece epoc el 10,2% de la población adulta entre 40 y 80 años de edad. Es la tercera causa de mortalidad y provoca alrededor de 18.000 muertes al año, y eso a pesar del descenso paulatino de fallecimientos en varones desde 1994”.

¿Y qué medidas se podrían implementar para combatir la epidemia del tabaquismo?

“Debemos actuar a dos niveles -responde-. A nivel individual, solicitar el abandono del hábito tabáquico y ayudar a los que quieran dejar de fumar incluso con apoyo farmacológico según el grado de adicción. El tabaquismo es una patología adictiva donde la droga es la nicotina”.

A nivel colectivo, Soriano aporta más soluciones legislativas.

“Poner en valor todas las medidas de las recientes leyes antitabaco, de tal forma que no se permita fumar en lugares públicos, como los restaurantes, donde todavía hay cierta permisividad con el tabaquismo”.

Para este experto también hay que aumentar el precio del tabaco “que es muy barato”, factor de penetración en grupos muy sensibles, como puedan ser jóvenes y adolescentes”.

Además, pide alinearnos con los países europeos más avanzados en materia antitabaco.

“En Irlanda no se permite que los padres fumen en el interior del coche en presencia de sus hijos. Desde enero de 2016, la multa acarrea un pago mínimo de 100 euros y puede llegar hasta los 1.000”, apunta.

Pero indica más acciones.

“Hay que vigilar atentamente otras formas de tabaquismo, como el tabaco de liar o los cigarrillos electrónicos. Hay que atajar los nuevos problemas respiratorios causados por productos de diseño o reinventados”.

Julio Ancochea recoge el guante e insiste en despejar las dudas sobre los efectos nocivos del vapor inhalado que produce el cigarrillo electrónico.

“Necesitamos cuantificar el daño en los alveolos pulmonares de su vapor, ya que incluye propilenglicol -compuesto orgánico-, nitrosaminas -compuesto químico- y otros disolventes que se utilizan, por ejemplo, en la fabricación de anticongelantes para motores”.

El Dr. Ancochea aporta las conclusiones de un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte (UNC): los productos químicos del cigarrillo electrónico pueden cambiar la respuesta inmunológica en las vías respiratorias.

“En conclusión, afirma el doctor Julio Ancochea, el tabaquismo es una enfermedad adictiva, recurrente y crónica. Mata, mata lentamente y provoca enfermedades como la epoc, el cáncer o diferentes patologías cardiovasculares que suponen un coste extraordinario a las personas, a la sociedad y a la sanidad. Es nuestro principal problema de salud pública”.

Por tanto, “dejar de fumar es una de las mejores decisiones que un fumador puede tomar en su vida”.